La mayoría de
las veces actuamos por inconsciencia, que es no darnos cuenta de las cosas;
actuar sin conocimiento, sin reflexión, ignorantemente, desinformados,
dormidos, superfluamente, sin profundidad, sin conocernos, sin claridad en la
profesión, en la sexualidad, el camino espiritual escogido, la relación
familiar y el lugar donde vivimos.
Podemos dejar
de estar inconscientes. Cuando hay libertad de actuar, descubrir, investigar y
darse cuenta, se desarrolla la Conciencia. El apuro, hablar en demasía, el
desorden físico y mental, el exceso de trabajo, el estrés, la ingestión de
alcohol, cigarrillos y drogas, nubla la percepción autoconsciente, produce inconsciencia,
y esta causa sufrimientos.
Mientras vivimos en conflicto, no
podemos conocernos ni tener conciencia. Al no estar claros, actuar sin
autoconsciencia, la vida es un caos, generamos sufrimientos, e incluso estamos
inconscientes de que sufrimos, porque es tanto el desastre, que no percibimos
la confusión; tenemos traumas, complejos, pero creemos que son los demás los
que están mal. Esto se traduce en rechazo y terquedad. El estar mal con el
entorno produce rebeldía, desorden y desobediencia. No estar claros en un punto
de la vida hace que, por Principio de Vibración, no estemos claros en muchas
cosas más.
Concienciemos: “Yo Soy el punto de
conciencia por donde Dios se da cuenta del mundo”. Conciencia es darnos cuenta
de las cosas, el reconocimiento de la realidad, lo que está sucediendo alrededor y
dentro de nosotros, lo que estamos haciendo, las cosas que nos rodean, lo que
vemos y percibimos, el conocimiento que tenemos, las percepciones, ideas,
sentimientos y deseos, donde estamos, las características de todo, cómo son y
qué son las cosas, qué significan, sin que nadie nos las diga.
Es lo
contrario de estar dormidos, inconscientes y distraídos, ignorando. Tenemos dos
ámbitos de consciencia: el externo y el interno. Este último es darnos cuenta
de la esencia de nuestro SER DIVINO.
Sentémonos solos
donde nadie nos perturbe, a darnos cuenta, a concienciar. Esto es algo místico.
Concienciemos, observemos, descubramos dónde está el centro de consciencia, la
fuente que nos hace pensar dentro de nosotros, que se identifica y dice: “YO SOY”. Eso es Conciencia. El Cristo
actúa a través de la conciencia, dependiendo de la observación, de lo que nos
demos cuenta y observemos.
La “Consciencia
Despierta” no la tiene el que estudia la “Enseñanza Espiritual”, si no el que
se da cuenta de las cosas, sea místico o no.
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